Hace mucho tiempo, en Francia, vivió un señor llamado Jean de Lafontaine, autor de esas fábulas horribles que todavía circulan por nuestras escuelas. Según cuentan los historiadores, este Jean de Lafontaine, que quiere decir algo así como Juan de la fuente y que, de ahora en adelante, llamaremos Juancito, no era lo que se llama un alumno ejemplar, como veremos enseguida.
Dabadabadá..... Ay, Juancito, siempre en la luna Qué chiquito tan holgazán Por qué no contestas a mis preguntas Cállese, no sea charlatán
Qué es lo que mira por la ventana Ay, Juancito, ¿Me va a escuchar? Aún no ha sonado la campana En el recreo podrá jugar
Mire, mire, señorita Una cigarra en mi cuaderno Señorita, no es culpa mía Si está cantando en el invierno
Qué es lo que dice está criatura Con ese flequillo tan (?) Por qué bosteza en literatura Ay, si este niño fuera mi hijo
Mire, mire, señorita El león está hablando con el ciempiés Señorita, no es culpa mía Si para mi dos y dos son tres
Se comporta en forma indebida Distrayendo a sus compañeros No llegará a nada en la vida Vamos a ponerle un cero
Mire, mire, señorita Tiene una hormiga en el sombrero Señorita, no es culpa mía Si el lobo se comió al cordero
Ay, Juancito, qué tarambana No lo podemos permitir Por la puerta o por la ventana Ay, Juancito, tendrá que salir