La luna fue una cita de tus ojos con mis ojos, la suerte del camino que se marcha para ir, y vos, sentado al fondo de la tarde, y sin la prisa que me lleva, condenada, a perderme en tu vivir.
Habrás abierto un día el cuaderno de mis penas, buscando la alegría de tu nombre en un renglón; verás cómo se rompe suavemente la cadena, que sujeta torpemente a tu pobre corazón.
¡Ay qué dulce pena abierta en el filo del azar! Tu nombre se me pierde entre la suerte de ganarte, y de perderte, como todo lo demás.
¡Mirá lo que es la vida! Un traje de verano en el invierno... un sobretodo largo en el infierno para enfriar todo elfuego que viví...
Apenas puedo hablarte, la voz ya no circula... los ojos se me nublan; no sé ya más quién soy...