Por la morocha gentil de negros pelos trenzaos, la de labios coloraos, como pimpollo de abril, la que ha sido en el sentir, envidia de los colores, la que ha nacido entre flores y se ha arrullao con la luna, criolla dormida en la cuna del alma de mis amores.
Yo te vi en los juncales y al mirar que tus ojazos, lanzaban vivos chispazos como rayos infernales, me dejaste las señales de no sé qué maravilla, pues en la cercana orilla, al verte cruzar, ¡paloma! florecieron en la loma, hasta el cardo y la gramilla...
Pero qué duro es mi hablar, me diste a tomar morena, que no adivino la pena que el pecho me halla sin mal, y es el recuerdo sagrao de tus ojazos, mis soles, que me han sacao a tirones, esta pasión que me embruja, decime ¿quién te hizo bruja pa’ envenenar corazones?...