Atorrante bien vestido malandrín de meta y ponga que hoy brillás en la milonga y la vas de gran señor, te engrupieron las bacanas y a la mina santa y pura que aguantó tu mishiadura y en la mala te cuartió, la largaste por baranda y de pena, ¡pobrecita!, hoy está enferma y solita consumiéndose por vos.
¡Atorrante!… Decí si no te da verguenza que al verte pasar piense de vos la gente lo que piensa y no haga más que hablar. Propiamente hay que ser más que careta para hacerse el gran bacán, mientras está enferma, sin receta y con dos pibes que le piden pan.
Mas no importa... Cuando el mazo se te gaste en el baraje y te amure el bacanaje por un punto más allá, ya verás, pobre atorrante, pelandrún arrepentido, si el dolor que ella ha sufrido vos también no sufrirás. Y en el trance peliagudo de las últimas boqueadas, pedirás un vaso de agua y ni Dios te lo dará...