Si me preguntas por las cinacinas, te hablaré de los ojos de las chinas; si me preguntas por las sierras claras, te pediría que me acompañaras.
Aquél es un zorzal, éste un hornero. Pregúntame por todo lo que quiero; por la mujer, pregúntame, y el hombre; amigos todos sin saber su nombre.
Campo de piedra gris, sombra de toro y las barras del día, barras de oro. Con la fresca ensillemos y al camino, a montear, en picada de Quirino, o al Batoví, donde la Virgen duerme, india de tierra y, como tierra, inerme.
Soy un cantor que canta para adentro, mas en todos los pájaros me encuentro; oye al dorado, escúchalo al jilguero, ellos te dicen dónde te quiero.
Campos azules de la madrugada, las nubecillas de la borregada, el humito del rancho y las gallinas; si me preguntas por las cinacinas...
Aquí se sella la amistad a mano, bajo el ancho sombrero del paisano, en medio de la noche, tan sombría. dame un tordillo para hallar el día.