Doña Juana Rabanito, viuda de Pepe Barbosa, es la vieja más chismosa que en el mundo, puede haber. Del asunto más pequeño forma un cuento más que largo; ya pueden hacerse cargo como será la mujer.
Sabe la vida y milagros de la humanidad entera: es curiosa, gran cuentera y enredista de mi flor; sabe cuál de los vecinos come puchero o asado, si paga ó saca fiado ó si es algún embrollón.
En el barrio, donde vive la tienen por curandera y hace veces de partera, cuando llega la ocasión; y lo más extraordinario es que á muchos ha curado solo con haberles dado agua de apio cimarrón.
Doña Juana Rabanito es una vieja muy lista, una tremenda pleitista y embrollona sin igual, pues en un pleito que tuvo con don Martiniano Ríos, le formó tan grandes líos que lo dividió en canal.
La otra tarde iba la vieja por la calle de Suipacha junto con una muchacha algo gruesa por demás; al verme me dijo riendo, y haciéndome una guiñada: “Esta chica está empachada... y la tengo que curar".
Es tiradora de cartas y cobra ochenta centavos, y a su casa muchos pavos van a hacerse desplumar. Es la vieja Rabanito un enjendro viperino que al mundo tan solo vino enviado por Satanás.