Soy Sinforiano, señores, el paisano más mentao, mayordomo de la estancia más nombrada del Bragao. Y no se crean ustedes de que me quiera alabar, muchacha que a mí me gusta en ancas me la sé alzar.
Soy muy tremendo para el hembraje y me respeta todo el gauchaje. En los bailongos no hay más que ver: no se me escapa ni una mujer.
No hay paisano que me gane si se trata de domar; al potro, por más soberbio, como guante sé dejar. En la taba, en las carreras, hasta aura no me han ganao y en la corrida ‘e sortija cien argollas he ensartao.
Soy el paisano más presumido y de las mozas el más querido. Soy el más taura para el amor: soy Sinforiano, un servidor.