Mujer, ¿te acuerdas de mi? Yo soy aquel muchacho soñador que hallaste tú, cargado con la anemia de su vida bohemia, de ensueño y de dolor. Yo soy aquel que lució como blasón su moño volador y que cenó, en sus noches de infortunio, con pan de plenilunio y vino de ilusión.
¡Cálida y fiel, boca de miel que puso el alma en el besar! Tu recordación sume al corazón en negro abismo de pesar. Torpe de mí que no preví el desencanto amargo de hoy. Dulce y fiel mujer, ya, sin tu querer, no sé qué soy ni adónde voy.
Fortuna, fama, laurel... ¡Sólo en tu amor hallé luz de verdad! Y en un recodo brusco del destino me aparto del camino de la felicidad. Lejanas glorias de amor. Mi boca busca besos como ayer. Y nada más, a mi lado, perdurable, está tu inolvidable perfume de mujer.