Soy el tiempo que se duerme entre tus brazos Y susurra que el presente mañana será pasado Me despierto acurrucado en el borde de otras manos Sabiendo que en tu futuro mí nombre ya se ha olvidado
Soy el faro en tus labios si me nombras La luz que te dibuja cuándo la puerta se entorna Cayó la noche y fui un destello sobre tu alfombra Porque ahora vivo siendo un preso de tu sombra
Soy el fuego que en tu mirada se aviva La chispa tras la piedra, el incendio tras la vida Abrazo al océano y me observas compasiva Pues sigo condenando al crepitar de tus pupilas
Soy el viento que ajetrea tu melena Huracán en tu insomnio y brisa en tus problemas Un día transporté pétalos de azucena Y ahora intentas evitar que mí soplo levante arena
Soy el árbol que se postró ante tu danza Pintando con su ramaje un oleaje de esperanzas Si tus lágrimas son lluvias me convertí en hojarasca Detrás de la primavera el otoño busca venganza
Soy el libro de una trilogía incompleta Con el que viajaste a una fantasía concreta Pase de resolver enigmas en tu mente inquieta A ser un amasijo de polvo en tu biblioteca
Soy la voz que trepa a tientas por tu cuello Y se detiene en tu oído practicando penitencia Un murmullo que rompe con los esquemas de tu bello Hasta que tu voz ahogada a mis palabras silencia
Soy la huella que tatúas en el fango Respiro tras los pasos que elevan a tu existencia Si las nubes se endeudan mí rastro se va borrando Pues cuando cae la tormenta el camino refleja ausencia
Soy la música que nace si me tocas Otro silbido perdido en el réquiem de tu boca Mientras espero a que traces otra nota Me convierto en un violín con la cuarta cuerda rota
Soy la luna reflejada en tus caderas Cociendo tu liguero con polvo de las estrellas Miras con desconsuelo mí forma cuando estoy plena Sabiendo que soy fugaz y que llegará una nueva
Soy la llave que gira si te entra sueño Para ahogar a la rutina en un paraíso eterno Si desnudas mis complejos sigo en manos de San Pedro Si cambias la cerradura abro el portón del infierno
Soy la bala que descansa en el tambor Del colchón de una pistola que se hospeda en tu cajón Acaricias la culata y yo ruego compasión Pues si aprietas el gatillo cortas mí respiración
Y si soy el tiempo puedo hacerte más largo los días Y si soy el faro puedes usar mí halo de guía Y si soy el fuego puedo calentar tus tardes frías Y si soy el viento puedo aprenderme otra melodía Y si soy el árbol puedo entregarte flores de oro Y si soy el libro puedo darte el mapa del tesoro Y si soy la voz puedo ponerle el broche a tu coro Y si soy la huella puedo indicarte el camino al todo Y si soy la música puedo inventar un nuevo acorde Y si soy la luna puedo servirte como transporte Y si soy la llave puedo mostrarte prados de bronce Y si soy la bala puedo escribirme en la piel tu nombre