Acercate, no me mires de ese modo, las lágrimas conmigo estan de más. Te comprendo, como nunca, y esa puerta está abierta presintiendo que te vas. No te niego, cuánto siento lo que pasa, ni te oculto que mi amor te ha de extrañar, pero sé que es preferible que en la casa quede solo tu recuerdo y nada más.
Con tu recuerdo en la casa guardaré sólo lo bueno, me olvidaré del veneno que tu presencia me da. Me olvidaré de esta angustia que me quema noche y día, porque sé que no sos mía cuando te quiero besar.
No me gusta ilusionarme con mentira y es absurdo refugiarme en tu piedad. Yo no puedo destrozar así tu vida, vos también debés gozar tu libertad. Te agradezco el sacrificio, como a nadie. Te lo juro, no hay rencor por qué te vas. Me conformo con soñar que fuiste mía y tratar de olvidarme lo demás.