Ha amanecido muy pronto, en lo alto de la montaña, y las mujeres y niños, se refugian en las casas, y los hombres bien armados, atraviesan las murallas, que a lo profundo del valle, llegó la legión romana.
Cuerpo con cuerpo enfrentados, frío hierro en las entrañas, sangre en las manos y odio en los ojos y en las caras, matan y mueren luchando, cada uno por su causa, los romanos por dinero, y los nuestros por su amada:
Crujen escudos y espadas al golpear de las falcatas, huyen algunos soldados ante el fragor de la batalla, pero ellos son diez a uno, y los músculos se cansan, se van cerrando en un vado, y la muerte les alcanza.
Gritos de angustia desgarran ahí arriba en la montaña, la historia de un pueblo ultrajada por soldados mercenarios, valor y cultura enterrados, bajo siglos de ignorancia, ha llegado el momento de alzar, nuestras voces proclamando: