Una cama de madera, dos sillas, un botinero, una mesita redonda, el cuadrito de Magaldi junto al de Carlos Gardel. Un baúl lleno de ropa, una repisa, un ropero y en medio de todo eso la caricia de mi madre y el retrato de mi dueña, que se fue lejos, muy lejos, para nunca más volver.
Así era el cuartito mío, nada de lujos, sencillo, tal cual lo pinto, muchachos, como un rayito de sol. Pero una noche muy triste desapareció su brillo y en el cielo de mi vida también se apagó mi estrella. Y desde entonces camino con esta pena de amor.
Se quedó mudo de pronto, como aquel que se está ahogando, dos lágrimas de los ojos, al hombre que anda sufriendo, le empezaron a brotar. Y yo que estaba de fiesta, con los muchachos mateando, puse el mate en la yerbera, hice que no lo escuchaba para dejarlo tranquilo y sacando cigarrilos, le dije: ¿Quiere fumar?
(recitado) Pero inútil fue mi intento, porque aceptando mi envite así volvió a relatar:
Así era el cuartito mío, nada de lujos, sencillo, tal cual lo pinto, muchachos, como un rayito de sol. Pero una noche muy triste desapareció su brillo y en el cielo de mi vida también se apagó mi estrella. Y desde entonces camino con esta pena de amor.