Ayer escribí en el viento las cosas que hemos perdido, cosas que nunca te cuento, cosas que nunca me olvido. Pensé en las dos soledades, en la tuya y en la mía, que estando cerca peleaban, que estando lejos morían.
Y es fácil comprender como fue todo, de dos miradas, un amor; de dos amores, un orgullo; de dos orgullos, un adiós. Y luego, luego la ceguera, que el tiempo nos curó, cuando era tarde. Es fácil comprender como fue todo, qué pena no poder volverse atrás.