Una esquina de ayer en las horas que el sol hace rato apoliya y en la silla de un bar una dama vulgar y un bacán que la afila. Un bohemio en un rincón escribe letras; con el dedo un gran señor manda otra vuelta. Un saludo cordial y el silbato alegrón de un vapor al llegar.
Arrabaleros cafetines donde empeñan sus abriles las muchachas de percal y entre las copas sin historia cada historia es una copa que derrama la ciudad. El invento tragavento suelta música de jazz... Muchachitas de ojos tristes que nos vienen a esperar... Y un varón del novecientos, descontento, que reclama su gotán.