en un andén de la estación bajo el sol abrasador tu hablabas de un rascacielos del cielo de nueva york. vente pronto a ver el mar y tu envia una postal ya sabia que este día era el final. ahora tengo mucho más rojo negro, paro en par por fin la suerte trae un as, y un cristal para mirar y una pared para colgar siete caras sonriendo en una foto de cartel. Mis cuentos no hablaban de historias hechas de casualidad, nadie me dijo que el destino daba esta oportunidad, uno más uno son siete quién me lo iba a decir! que era tan fácil, ser feliz. cuantos años llevo aquí, cuentos me pueden quedar cuál es el precio exacto de la felicidad. quién se acordará de mí quién te volverá a mirar quién pulsa las manijas de la casualidad una caricia del ayer unas postales sin firmar y aquel disco de los barning no son cosas que guardar. no sonrío al recordar que soñaras con volar, desde los bancos de madrid no se puede ver el mar. mis cuentos no hablaban de historias hechas de casualidad, nadie me dijo que el destino daba esta oportunidad, una más uno son siete quién me lo iba a decir! que era tan fácil, ser feliz. si hubo un tiempo para mí, ahora es para los seis. está saliendo del café, otra vez comienza el lío como cada amanecer. hay tostadas para tres, arreglad la habitación, este cuadro de família se merece una canción. mis cuentos no hablaban de historias hechas de casualidad. nadie me dijo que el destino daba esta oportunidad. uno mas uno son siete, quién me lo iba a decir! que era tan fácil, ser feliz.