El Comal le dijo a la Olla: "Oye Olla, oye, oye! si te has creido que yo soy recargadera búscate a otro que te apoye.
Y la Olla se volvió hacia el primero: ¡Peladote, majadero! es que estoy en el hervor de los frijoles y ni ánimas que deje para asté todo el brasero".
El Comal a la Olla le dijo: ¡Cuando cruja, no arrempuje! Con sus tiznes me ha estropeado ya de fijo la elegancia que yo truje.
Y la Olla por poquito se desmaya: ¡Presumido! vaya, vaya; lo trajeron de la plaza percudido y ni ánimas que diga que es galán de la pantalla.
El Comal le dijo a la Olla: ¡No se arrime, fuchi, fuchi! Se lo he dicho a mañana, tarde y noche y no hay modo que me escuche.
Más la otra replicó metiendo bulla: ¡Ay rascuache, no me julla! si lo agarro lo convierto en tepalcates y ni ánimas que grite pa'que venga la patrulla.
El Comal miró a su pareja: ¿Que dijites? Ya estás vieja! Si no puedes con la sopa de quelites mucho menos con lentejas!
Y la Olla contestó como las bravas: "Mire joven, puras habas! hace un siglo que te hizo el alfarero y ni ánimas que ocultes los cien años que te tragas.