Por el desierto un pobre camello pasĂł, ofustalmut ala Iba sediento, cansado, muerto de calor, marfajet marajha
Pero por suerte no lejos de ahĂ, unas palmeras lo vieron venir, y lo llamaron a voces diciendole asĂ:
Si es que tú quieres beber, si tú quieres descansar, pues no dejes de venir acá. Además has de saber que te quiere conocer cuanto antes nuestro Gran Sultán.
Solitario y quejumbroso el turbante lo fatiga, pues no tiene más negocio que rascarse la barriga. Jorobita, por favor, ven a ver al buen Sultán y asà ya no tendrás más calor.
A la sombra del jardĂn el sultán Balunk Salim en la boca le sirviĂł un "ice cream". El desmayo fue fugaz, y el camello muy voraz despertĂł para pedirle más.
Como a mà me sobra esbacio, si usted quieres consentir, te regalo mi balacio todo entero bara ti. Y a la diestra del sultán, sentadito en un diván, Jorobita se quedó a vivir.