Tengo recuerdos de niña recuerdo a Doña Pudor, recuerdo que se tapaba el cuerpo de los pies hasta el cuello con recatación.
Tenía la sonrisa podrida porque nunca la uso, por eso las cosas de su boca salían apestosas,llenas de rencor.
Eso si, ella era muy decente porque nunca se enamoró, pero en sus noches calientes ¡Como se arrepintió!
Rompe ese recuerdo el graznido de un cuervo que me manda a otro tiempo, en otra dimensión, a un futuro pasado, en un panteón solitario… que triste es la tumba de Doña Pudor.
Ahí viene la inmoralita, moviéndose toda pues se quiebra de risa, risa mentirosa, pues en su alma llora, risa que es barrera pero no consuela.
Ella quería ser distinta, casarse de blanco sintiéndose querida, quería ser el orgullo de su pobre familia, pero tuvo que ser la que los mantenía.
Rompe ese recuerdo el graznido de un cuervo que me manda a otro tiempo, en otra dimensión, a un futuro pasado, en un panteón solitario… que triste es la tumba de Doña Pudor.
Ahora estoy en este cuerpo, en este tiempo, en esta reencarnación, entiendo las razones que tuvieron las dos, fueron las circunstancias, grande es su dolor, mas, ¡que triste es la tumba de Doña Pudor!
Rompe ese recuerdo el graznido de un cuervo que me manda a otro tiempo, en otra dimensión, a un futuro pasado, en un panteón solitario… que triste es la tumba de Doña Pudor.
Rompe ese recuerdo el graznido de un cuervo que me manda a otro tiempo, en otra dimensión, a un futuro pasado, en un panteón solitario… que triste es la tumba de Doña Pudor.