(recitado) Junto a la mesa de un pobre café, Estas palabras de un hombre escuché:
Dicen que paso la vida sombrío, Aquellos amigos que me ven sufrir, Pero no comprenden que vive el hastío, Como un martillo clavado en mi sien. Y los que antes de mí se reían, Porque no supieron la triste verdad, No saben que aquella, que yo más quería, Me llenó el alma de inmenso pesar.
Pero hasta mí nadie llegó Cuando alcanzaron a ver que un dolor, Iba tendiendo en lo gris de mi suerte Dos garras de muerte, su dardo traidor. Cuando la infiel me abandonó, Todos con burlas venían a mí Y ante las mofas terribles, sangrientas, Vengar esa afrenta mi mente pensó.
(recitado) Hizo una pausa y su llanto enjugó, Y de este modo su historia siguió:
En arrebatos de impulso violento, Miré a la traidora cuando la encontré, Y sin que me hirieran sus fuertes lamentos, En su garganta mis manos crispé. Sin amistad ninguna en el mundo, Pasé muchos años de agudo dolor, Y como un vencido lloré sin segundo La mala estrella de mi puro amor.