La dicha es un castillo con un puente de cristal, camina suavemente si lo quieres alcanzar. Acércame tus labios sin odio, sin rencor, desecha tus temores y entrégate al amor. Tu íntimo secreto a nadie le confíes, que el mundo siempre ríe y es muy calumniador.
La dicha es un castillo con un puente de cristal, de mil que lo cruzamos, dos o tres suelen llegar.
Ven, mira que hermosa está la luna, ven, reclínate en mi corazón Ríe, que nuestro enojo pasará y un beso colmará mi desesperación.
Ven, se que tus ojos están tristes, hay remordimientos en tu voz, y si me dejas morir comenzarás a sufrir cuando la seda de tu pañuelo me diga adiós.
La dicha es un castillo con un puente de cristal, camina suavemente si lo quieres alcanzar.
Un alma incomparable te di para querer, un alma, ¡oh!, que tu alma no sabe comprender, y en un cielo de olvido, lo harás por esta pena, quemar, como se quema un globo de papel.
La dicha es un castillo con un puente de cristal, por él va mi cariño, acompáñalo a llegar, acompáñalo a llegar.