¿Y cómo no quererte Buenos Aires? Si te cantaron paicas, minas, grelas, mujeres que te amaron y te saben cercana como un cielo de rayuela.
¿Y cómo no quererte Buenos Aires? Si por vos, se sembraron las Malenas, desde el vientre fecundo de tus calles, desde el cantar de la Morocha aquella.
Si desde Avellaneda, la Pepita, que retozó la copla más compadre, pasando por la voz de tu Rosita, fue tu canción un gesto y un alarde.
¿Y cómo no quererte?, si por buenas, acaso también por entrañables fundieron Libertad con Azucena la rosa de los tangos que te saben.
¿Y cómo no quererte?, si es tu tango quien mueve tu pasión, que siempre es tanta y hoy vuelve en esta voz que aquí te traigo jugándose por vos en mi garganta.
Si junto al desparpajo de Sofía, como una flor enhiesta y compadrita, cantaba tu porteña melodía agazapada en su chamuyo Tita.
¿Y cómo no quererte?, si el fraseo que arrastraban los lentos bandoneones, se prendió en el propio jubileo que anunciaba en su canto la Simone.
Y Tania, la gallega, con su flaco filósofo poeta en cada estrofa y aquellas que cantaron de arrebato con el verso que en tango se deshoja.
Una legión de cálidas Malenas, renaciendo en el canto en las mañanas, hasta el tempo que hoy duele con su pena y nos llega en el canto de Susana.