Gira el ventilador su rosa trastornada. Corazón de usina. Sopla ausencia de sol y tufo de papel. Destino de oficina
Gira lento el reloj sus brazos de fantasma. Y un gran ojo, mira... No hay tiempo de soñar. El cielo allí no está. Allí, no va la vida...
Allí don Luis gastó de a poco su mirada gris. La muerte fue un desliz en su rutina.
Que nunca dijo no. Que en nada se metió. Su juventud, su sol, ya estaban apagados. Don Luis se fue, lo lloran en papel, lo sellan, ya no es ese muñeco fiel. Tan pobre y gris. Lo archivan en su ley. Y todo sigue en pie. La muerte dentro de él...
Pobre don Luis. Su muerte es una sola cicatriz. Y muerto llega al fin y el fin lo alcanza. Dicen que Luis gastó su humana condición, sólo dejó un montón de lástima y de nada.
Don Luis se fue, lo lloran en papel, lo sellan, ya no es ese muñeco fiel. De qué valió dar todo el Luis allí. Quemarse así tan Luis. Al fin... ¿de qué valió?