Caminemos, muchacha, por la calle y no nos entreguemos aunque esto ya no ande. Dame el brazo bien fuerte y caminemos, que otro mundo distinto hoy tengo para darte.
Tengo un mes sin fin de mes. Un trabajo sin patrón. Un lugar para los dos. Ganas de amarte.
Mucha luz a repartir. En la red tengo al ladrón de tu sangre y de mi sangre. Una vida que da ganas de vivir, porque ya no aguanto más que me lleven por delante.
Todo eso tengo yo. Todo eso y ya verás. Porque sé donde está el sol. Y por él voy a pelear.
Caminemos, muchacha, y no me digas que no vale la pena por algo así, jugarse. Olvidando los pozos de la vida y tanta cosa triste que conviene olvidarse.