(recitado) Abuelita Dominga, reina de los candombes, enséñeme la copla de la parda Balcarce, que el carnaval de Rosas esta noche se acaba, y mi guitarra quiere cantarla como nadie.
(canto) Fue la flor de los banguelas, en el barrio del tambor, pero nadie la quería como aquel mozo cantor. Cerraba ella la ventana al escuchar su canción, porque Martina Balcarce, no tenía corazón.
Por andar con unitarios lo mandaron fusilar, fue en un carnaval de Rosas cuando ella lo vio pasar. Murió inválido entre cuatro negros del Restaurador, y recién supo Martina que aquel mozo era su amor.
Quiero darle un beso a solas, dijo al jefe del cuartel, y hasta que tocaron diana estuvo sola con él. A las diez de la mañana fusilaron al cantor, negras y blancas lloraban en el Barrio del Tambor.
Pobre Martina Balcarce que linda estaba después, iba a rezar por el muerto los lunes de cada mes. Fue en el carnaval siguiente, en el Barrio del Tambor, nació un pardo de ojos claros, que era el hijo del cantor.
(recitado) Abuelita Dominga que tiene cien años, y había sido esclava del padre de mi padre, en el antiguo patio, detrás de San Francisco, que cantaba esa copla de pasión y de sangre.
Y otro carnaval de Rosas, besó con ansia mortal al hijo del fusilado y se ensartó en un puñal. Cuando murió la Martina quedó el hijo de su amor, negras y blancas lloraban, en el Barrio del Tambor.