Loco torbellino que me agita con palabras que giran dentro de mí... Giran y respiran y deliran, y me ahoga la ira de estar así...
Qué ley brutal me sentenció a llevar este dolor acorralado en el silencio, si oigo que me nombran tus recuerdos la sombra de una canción.
Cuánto daría por saber cantar toda la pena de mi corazón, para decirte con mi canto que aquel ayer debe volver. Pero no puedo, y voy buscándote con una pausa de resignación para formar nuestra casita con tus cuitas y mis cuitas, con todo nuestro amor.
Rabia de ir rodando y esperando que retornes llorando... Todo el ayer... Siento por el cruento fuego lento que se aviva sediento de tu querer...
Por qué no hilvana este dolor de mi voz si me revuelco en un rincón del pensamiento, y hace mi esperanza de agua mansa que suaviza la farsa de la ilusión.