No... ni es cielo ni es azul, ni es cierto tu candor, ni al fin tu juventud. Tú compras el carmín y el pote de rubor que tiembla en tus mejillas, y ojeras con verdín para llenar de amor tu máscara de arcilla.
Tú, que tímida y fatal te arreglas el dolor después de sollozar, sabrás cómo te amé, un día al despertar sin fe ni maquillaje, ya lista para el viaje que desciende hasta el color final...
Mentiras... son mentiras tu virtud, tu amor y tu bondad y al fin tu juventud. Mentiras... ¡te maquillaste el corazón! ¡Mentiras sin piedad! ¡Qué lástima de amor!