Hoy me compré una noche, me la puse de traje, la perfumé de estaño y fui al centro otra vez. Salí a aplaudir las alas como la mariposa que se quema en las luces y que insiste después.
Busqué el amor usado, la sed desenfrenada, el strip tis vestido de la mujer pagada, y terminé cansado, ¡sin nada, sin nada!...
Hoy me compré una noche... Cuando volví silbaba con miedo y con angustia mirando para atrás. Después en tu ventana dejé la última rosa... ¡Mi barrio es poca cosa pero me gusta más!