A los tres dĂas, carta con letra de coral, me dice que su viaje se alarga más y más, se va de Antofagasta sin dar una señal, y cuenta una aventura que paso a deletrear ay ay ay de mĂ.
Al medio de un gentĂo que tuvo que afrontar, un trasbordo por culpa del Ăşltimo huracán, en un puerto quebrado cerca de Vallenar, con una cruz al hombro Run Run debiĂł cruzar.
Run Run siguiĂł su viaje llegĂł al Tamarugal. Sentado en una piedra se puso a divagar, que si esto que lo otro, que nunca que además, que la vida es mentira que la muerte es verdad ay ay ay de mĂ.
La cosa es que una alforja se puso a trajinar, sacĂł papel y tinta, un recuerdo quizás, sin pena ni alegrĂa, sin gloria ni piedad, sin rabia ni amargura, sin hiel ni libertad,