En el barrio guardan luto por tu ausencia y maldicen el marrón de tu destino. Se agotó todo el costo en la plaza vieja y las litronas en las tiendas de los chinos. Brindaron por tu memoria los muchachos de La Mina. En Barna llueve, cantan bulerías para ti. No eres héroe ni bellaco. Pero te golpeó la vida de la periferia gris.
Libre, libre quiero ser, quiero ser libre, cantan en las galerías de La Modelo. En el patio te recuerdan, te bendicen. Con cuarenta tacos nadie fue tan viejo. Vencido rey del volante, no reponen ya tus cintas en la vieja filmoteca. Vendedores ambulantes se toman libre hoy el día. Triste está hasta la madera.
Hoy en los suburbios celestes te invita en el peor antro a unos vinos el Durruti. Un Seat 124 te espera en la salida con el motor encendido. Tocan trompetas divinas una canción de los Chichos.
Antes de nacer ya eras carne de trena, luego bebiste espejismos por la aguja. Nunca cupo tanta rabia en una celda y la cirrosis te frustró la última fuga. La justicia es implacable con los que no tienen guita y sólo queda resistir. La vida en la periferia, cruel, siempre abre una herida, tú fuiste su cicatriz.
Hoy en los suburbios celestes te invita en el peor antro a unos vinos el Durruti. Un Seat 124 te espera en la salida con el motor encendido. Tocan trompetas divinas una canción de los Chichos.
Hoy en los suburbios celestes te invita en el peor antro a unos vinos el Durruti. Un Seat 124 te espera en la salida con el motor encendido. Tocan trompetas divinas una canción de los Chichos.
Hoy en los suburbios celestes te invita en el peor antro a unos vinos el Durruti. Un Seat 124 te espera en la salida con el motor calentito. Toca en el loro un ángel una rumba de los Chichos.
Libre, libre quiero ser. Quiero ser, quiero ser libre.