Rosa de amor que una tarde me dio y olvidó, con su perfume en mis manos. Cuéntame si me ha querido, si una vez en mi ha pensado. Cuéntame si estoy en ella o si loco lo he soñado.
Rosa de amor que una tarde me dio y quedó... quizás porque mis manos... Compañera de su pecho que ha vivido sus secretos, compañera de sus horas de nostalgia y soledad. Cuéntame por qué estoy loco si fue sueño o realidad.
Por la noche la visión de su encanto de mujer es mi Dios y mi luz, es mi cruz y mi fe. Abrazado a mi delirio, entre sombras, visionario, la contemplo en mi calvario y se aleja la visión.
Rosa de amor que en tu pecho meció y acunó... y que dormida ha quedado. Sácame de este suplicio, háblame del bien amado. Háblame de aquellos ojos que a mis ojos han besado.
Rosa de amor, que en tu pecho meció y dejó aquella tarde en mis manos... Y has estado junto a ella y has rozado aquella boca y sus labios te besaron y has sabido de mi amor. Sácame, rosa encantada, de mi senda de dolor.