Como al viento, la lluvia y el trueno, la parieron al sereno, a la sombra de un nogal. Con helechos le hicieron su cuna, la abrigó un rayo de luna y a lo lejos la mecía el mar.
Abestu Edurne, abestu Edurne. Hori da zure Herrie. Canta Nieves, canta Nieves. Ése es tu Pueblo.
Y creció viendo a sus pies Tolosa, a un tiempo recia y hermosa como un tronco de abedul. Su jubón colorado de lana partía en dos la mañana al abrirse su ventana azul.
Abestu Edurne, abestu Edurne. Deitu dizu maitasunek. Canta Nieves, canta Nieves. Te ha llamado el amor.
Poco tiempo tu amor te ha gozado, se lo llevaron atado unos hombres de metal. Y encontraron detrás de la casa, por el camino de Amasa, sus veinte años rotos contra un zarzal.
Desde entonces, aunque muerda el frío, el portón del caserío lo deja de par en par. Por si el miedo no come caliente para cobijar a gente que no puede ver su cielo y su mar.
Abestu Edurne, abestu Edurne. Zuk dezu bihotz haundie. Canta Nieves, canta Nieves. Tú tienes un gran corazón.
Corre viento, ve y cuenta esa historia por las orillas del Oria y a las gentes diles que donde comen y duermen sus hijos tienen comida y cobijo en la casa de Edurne.
Abestu Edurne, abestu Edurne. Euskal herria zurêkin dezu abesten. Canta Nieves, canta Nieves. El pueblo vasco canta contigo.