No soporta el dolor, le divierte inventar que vive lejos, en un raro país, cuando viaja en sueños lo hace sin mí, cada vez que se aburre de andar da un salto mortal. Cuando el sol fatigado se dedica a manchar de rosa las macetas de mi balcón juega conmigo al gato y al ratón, si le pido “quédate un poco más” se viste y se va. Cuanto más le doy ella menos me da Por eso a veces tengo dudas, ¿no será un tal Judas el que le enseñó a besar? Nunca me dice ven, siempre se hace esperar, de noche como un sueño tarda en venir, dibuja nubes con saliva y carmín, cobra caro cada abrazo que da, no acostumbra a fiar. Cuando gritos de alarma suenan por la ciudad, cuando los sabios dicen “no hay solución” ella pretende que hagamos el amor en una cama de cristal a orillas del mar. Yo que siempre traté de aprender a barajar los naipes al estilo del triunfador, ahora me veo jugando de farol mientras su manga esconde un as, sale siempre a ganar. Cuanto más le doy ella menos me da, por eso necesito ayuda, aunque sea de Judas… bésame un poco más.