Y ya que me preguntas te diré que sé lo que es tener catorce años y estar muerto, lobo de mar anclado en la ciudad, cansado de olvidar una mujer en cada puerto. Impúdico animal sin pedigrí, adicto al elixir del corazón de la botellas, misógino aprendiz de seductor que canta rock and roll para exigirle a las estellas: ojos que aprendan a mirar, labios que quemen, sabios que enseñen a besar, delirium tremens. Hijos de la necesidad, lluvia de semen, maltrátame por caridad, delirium tremens. Y ya que insistes déjame añadir que sé lo que es dormir desnudo, en cana y esposado, a la intemperie de la multitud clavado en una cruz con un ladrón a cada lado, viajando del jamás al qué sé yo, como un Indiana Jones por los suburbios de la luna, conserje de la Torre de Babel rapsoda de burdel que busca en todas y en ninguna ojos que aprendan a mirar, labios que quemen, sabios que enseñen a besar, delirium tremens. Maltratame por caridad, lluvia de semen, ¿en qué otros brazos hallarás delirum tremens? Telarañas en la ropa, tigres en el balcón, alacranes en la boca miedo en el corazón. ;aldito seas, Satanás, quítate el antifaz, en ese espejo no cabemos los dos. ojos que aprendan a mirar, labios que quemen, hijos de la necesidad delirium tremens. Sabios que enseñen a besar, lluvia de semen, ¿en qué otros brazos hallarás delirium tremens? Delirium tremens. Ya me sé todos los cuentos, rechacé los sacramentos, renegué del Viejo Bob. Vagué por cientos de ciudades, me conocen en los bares, pero no saben quién soy. Hay un palacio en el infierno construido sobre el fuego donde reina el rey de los que temen. Cae rodando un niño por las escaleras del delirium tremens. Un dos tremens Delirium tremens.