Pedí dos camas con ventanas al mar, mejor que salgas sola del ascensor, conozco un chino cerca para cenar, inventa un nombre falso y déjalo en recepción, le he dicho al camarero que nos suba champán, un siglo y tres minutos, ¿cuándo vas a llegar? Prepararé un canuto bien cargado en tu honor, la llave está en la puerta, cuarto setenta y dos.
Hotel, dulce hotel, hogar, triste hogar, estatuas de sal, habitación con vistas a tu piel.
Tal vez se deje seducir el azar, abriga más cuando es furtivo el amor, con seis ducados arrugados y un par de botas casi rotas se camina mejor; te besaré la nuca mientras miras saltar las olas entre las farolas del malecón, ponte el liguero que por reyes te regalé, ven a la cama, nos persigue el amanecer.
Hotel, dulce hotel, hogar, triste hogar, estatuas de sal, habitación con vistas a tu piel.
Tú sabes que en el purgatorio no hay amor doméstico con muebles de skay, no es que no quiera, es que no quiero querer, echarle leña al fuego del hogar y el deber, la llama que me quema cada vez que te veo me dice que es absurdo programar el deseo, al cabo de unos años estaríamos los dos adultos y aburridos frente al televisor.
Hotel, dulce hotel, hogar, triste hogar, estatuas de sal, habitación con vistas a tu piel.