Cada vez que el viento aquel acaricia mi piel, el sueño asoma, las ganas sobran, y se repieten las voces que influyen en mí. No es que esté desesperado por sentir alguna vez lo que se dice por ahí, lo que se pierde al conseguir. Sol gris, voz senil, te escucho y te oigo nuevamente aquí, una en mil, apuesto en tí, pídele ilusión al firmamento, y no a mí.
No es que tu voz se quede aquí, soy destructor de mí.
Acaso nunca te duele lo que tu cerebro muerde si estás ahora no es lo que añoras, y ya sabes por dónde debves pasar tus horas, por si acaso nunca dejes pasar el viento por tu puerta entreabierta, ni de hacer lo que solías cuando sonaba tu canción. Sol gris, voz senil, te escucho y te oigo nuevamente aquí, una en mil, apuesto en tí, pídele ilusión al firmamento, y no a mí.
Y si esperas desesperaras, ya no hay una forma de poder escapar... Horizontes que lejos están... Falsa meta para mí...
Frutas verdes que son ya tu talismán... Destructor de mí... Destructor de mí...