Vamos morocha a bailar este tango sin par que rezonga en la orquesta. Vamos a vestir de fiesta al corazón que hasta la noche de hoy se presta. Que gusto da seguir ese compás más hondo, mucho más, y tan amigo. Vamos morocha a bailar que el salón encendido nos espera ya.
En el salón quedó mi juventud, lejana juventud, siguiendo huellas de tango no me perdí ni una noche, siempre bailando, bailando. En el salón dejé mi corazón prendido a una ilusión, allí, tal vez arrinconado, lo he de hallar cansado de esperar su amor.
Cuántos recuerdos, mi amor, vuelven a florecer al bailar este tango. Hoy que ya no soy tan ágil como ayer, ¿que haré por esconder los años? Y hasta el final siguiendo ese compás, más joven, mucho más seré bailando. Vamos morocha que así, con usted esta noche vuelvo a revivir.