Gardel, Mireya te está buscando por el camino del ancho cielo, mientras seguro estás cantando para Contursi, para Carriego... La francesita boulevardera te está escuchando con ansiedad, mientras Villoldo y El Cacha sueñan oyendo un tango sentimental.
Aquí en Buenos Aires, desde que te fuiste, el tango esta triste como el arrabal, tu voz bien porteña jamás esta ausente y parece siempre más sentimental. Aquí en Buenos Aires, no cambian detalles; esas viejas calles donde como entonces tu pinta florida del Abasto aquel es siempre querida, Carlitos Gardel.
Quién sabe, ahora, mientras te evoco, que barra brava se esta formando: Roccatagliatta y Ernesto Ponzio Berto, Brignolo y el griego Paulos... Quien sabe, ahora, con que donaires tu voz se adueña de la canción, mientras Arolas, dulce y compadre, se manda un solo de bandoneoón.