Como aquel pajarito cantor que tenía los ojos sin luz y en su jaula dorada cantó su canción de dolor. Yo también a tu lado, alguna vez, a escuchar tu canción me acerqué y era tan seductor tu cantar que en tu cárcel quedé.
Pajarito cantor, si te vas de aquí yo no sé si olvidar que te conocí. No quisiera llorar sobre mi dolor, ni tampoco pensar en mi pobre amor.
Porque, quién te va a querer así como te amo yo. Y quién, quién te cuidará si te vas así, sin decir adiós.