A estas intempestades de la travesía, con viento en proa y sin cuaderno de bitácora al timón, quiero creer que aún existe algún vigía que espere, tras el horizonte, una asombrosa aparición. Porque si es cierto que no quedan singladuras que lleven a otros faros lejos del tesoro en el arcón, pongamos rumbo al puerto de las sepulturas donde reposa la otra luz, la que dio vida al corazón... Porque vivir no es más que inconfesada delincuencia cuando no queda ni la incandescencia del fuego que fue la inocencia, la inocencia... Y cuando la mirada es sólo un catalejo para viajar por laberintos donde el dato es religión, aún creo en la pregunta que hay tras el espejo en donde se produce la osadía de la Reflexión. Porqué si es cierto que sólo existe lo cierto que los sueños son un aire que le dio a la sinrazón, levantaré una gran columna en el desierto para soñar que soy un sueño y que los sueños, sueños son... Porque vivir...