No se enciende una luz para no dejarla brillar. Ni se emprende un camino que luego no has de seguir. No se escucha del cielo un mensaje para callar. Ni se puede ser libre si piensas que has de morir. No se puede creer en Cristo sólo por lo que oyes o has visto. Tú debes creer porque Él se entregó, con todo su ser, por ti por amor.
Él vive en ti y en mi, y en aquel que cree en su nombre y practica el bien, sabe esperar, aún sin ver pone su confianza en Dios. Él vive. Él no está allí, mira bien, la tumba vacia nos dejó. El amor venció al final, y en la cruz selló su victoria. Él vive.
Puede caerse el cielo o cubrirnos la tempestad. Y hasta puede que el miedo llegue a nuestro corazón. Pero ten la certeza que no existe oscuridad, que haga cesar el fuego que alumbra la salvación. No existe sombra ni penumbra, que empañe su amor que deslumbra. De Él es el poder, la gloria y la verdad, el que crea en Él, nunca morirá...
Él vive en ti y en mi, y en aquel que cree en su nombre y practica el bien, sabe esperar, aún sin ver pone su confianza en Dios. Él vive. Él no está allí, mira bien, la tumba vacia nos dejó. El amor venció al final, y en la cruz selló su victoria. Él vive.