Otro Domingo sin historia, el frío que todo lo abriga en los carteles arrancados de conciertos atrasados, en los letreros de las tiendas que anuncian cese de negocio, y en los semáforos en rojo de carreteras desiertas.
Siempre veo enemigos en la sonrisa de la gente, en callejones sin salida o en una dirección prohibida. Estoy cansado de fallarme, estoy cansado de fallarte, y empezaré muy pronto a odiarme si no empiezo enseguida a amarte.
He facturado un tequiero para que hoy viaje a tu encuentro, para que llegue hasta tu puerta solamente con lo puesto. He facturado un deseo a las caderas del cielo. Sólo cuando estoy contigo siento que vuelvo a estar conmigo.
Que nos corten el teléfono, el gas, la luz y el agua, y que amanezca una mañana cortado el mundo por impago. Que se desnude la despensa si vuelves tú a desnudarme, que vuelva a no contar el tiempo si cuentas tú en cada instante.
Y tú dispárame un tequiero, hazme el blanco de el resto de tu vida y pon tu nombre a mi corazón.