Lo intenté por tercera vez me enfundé en mi traje beige miré hacia el suelo y me santigüé te encontré entre los escombros
y aún quedaba un muro en pie te vi apoyada en él y creo que lo hacías para no perder la fe el cristo en la pared se encogió de hombros
y tú con tu voz, esa voz y tu pálida piel con el brillo en tu pelo del trigo con ese otro brillo que imagino tras tu abrigo
pasaste estos últimos inviernos al calor de un infierno construido en el amor para acabar en demolición me dices “ahora ya estás advertido, no te fíes de un animal herido” y ¿qué te iba diciendo yo...? me he perdido
lo intenté siete veces más quería ver lo que hay detrás de tu imperturbabilidad y abrir tu puerta de cuarenta y tres candados
te adiviné en tu balcón silbando una larguísima canción pensando “¿es esto lo correcto o no?” así que hice chas y aparecí a tu lado
“lo sabes, ahora ya estás advertido, no te fíes de un animal herido” y ¡oh! descuida, le mentí soy un experto cazador lo has visto, es mi mundo derruido lo que hoy es puro mañana está podrido y ¿qué te iba diciendo yo...? me he perdido
mátame si ya no te soy de utilidad mátame tras leer el mensaje pero ahora me desnudaré sin quitarme el traje
lo he visto, es tu mundo al derrumbarse que “lo natural es odiarse” me dijiste, he de reconocer, con cierta convicción
y entonces entonaste dulces gritos comenzó el más viejo de los ritos ¿fuiste tu, fui yo o sencillamente fue algo superior? y añadiste “si lo hacemos, tonto mío, pues hagámoslo como es debido” “y ¿cómo es eso?” pregunté y tú me dijiste “justamente así no” y paraste, “me lo tengo prohibido” yo protesté empapado y más que aturdido y ahora sí que sí que yo... me he perdido
que ahora sí que sí que sí que sé que me he perdido porque sólo es pensar en ti y acabar perdido porque sólo con pensar en ti me pongo perdido