Ya tus labios no habrán de besarme Ni habrán de mirarme Tus ojos tan tristes; Ni tu voz impregnada de llanto Pondrá el dulce encanto De hablarme de amor. Fue tan grande la dicha vivida, Cuan grande es la herida Que hoy llevo en el alma, Que me paso las horas pensando Si estuve soñando O fue cruel verdad.