Y es así como se va la vida lentamente amigos, Decíamos ayer mañana, y el mañana ya pasó. Uno se empecina en ver cómo envejecen los otros, El tiempo nos ha perdonado Y nuestro espejo nos ve igual Que en el sesenta y siete, Cuando la poli, cortaba al ras Todo pelo que excediese La tesitura de lo normal, Y entregábamos la vida Por una hilacha de libertad. Yo viví el setenta y tres, Lloré cuando abrieron las puertas, Canté junto a los compañeros Y después volví a llorar, Cuando en el setenta y seis Dejó de haber mas primaveras Aquellos años se llevaron lo mejor de cada cual. Las alas del destierro Mataron tiernos sueños y yo vi Cómo se despintaban las madrugadas En mi ciudad, En el Ramos nadie hablaba Mas que de exilio y de soledad. Pero en el ochenta y tres, Sentí que todo florecía, Volví a escuchar voces queridas Y soñé con un después. Pero que fragilidad, Barquitos de papel los sueños, Se fue desmoronando Sobre nuestras vidas, la verdad, Y en el año que corre, mi espejo Vuelve a desfallecer, Cada día agrega un surco Que me envejece y sobre mi piel Llevo escrito que mañana Tendré los mismos sueños de ayer.