Sube conmigo, amor americano. Besa conmigo las piedras secretas. La plata torrencial del Urubamba hace volar el polen a su copa amarilla. Vuela el vacío de la enredadera, la plata pétrea, la guirnalda dura sobre el silencio del cajón serrano. Ven, minúscula vida, entre las alas de la tierra, mientras – cristal y frío, aire golpeado- apartando esmeraldas combatidas, oh, agua salvaje, bajas de la nieve. Sube conmigo, amor americano. Sube conmigo, amor americano. Amor, amor, hasta la noche abrupta, desde el sonoro pedernal andino, hacia la aurora de rodillas rojas, contempla el hijo ciego de la nieve. Sube conmigo, amor americano Sube conmigo, amor americano. Oh, Wilkamayu de sonoros hilos, cuando rompes tus truenos lineales en blanca espuma, como herida nieve, cuando tu vendaval acantilado... Sube conmigo, hermano americano. Sube conmigo, hermano americano. ...canta y castiga despertando al cielo, ¿qué idioma traes a la oreja apenas desarraigada de tu espuma andina? Sube conmigo, hermano americano. Sube conmigo, hermano americano. Sube conmigo, hermano americano. Sube conmigo, hermano americano. Sube conmigo, hermano americano.