Se asoma a la puerta al atardecer, con el mismo traje oscuro que ayer, y hace tantos años le ha visto usar, desde el 6 de enero hasta Navidad. Siento su tristeza bajo el zaguán; es un hombre sólo y sólo en San Juan, se le ve feliz como un aprendiz; ensaya su risa desnuda y gris. Pobre vecino, cuántos caminos vieron sus ojos pasar. Cuántas fogatas de amor y de encendido calor, se te apagaron ya. Vamos palomo, aprende a volar, ahora ya no puedes, pero podrás. Es que yo también quiero deshacer esta soledad que aprendí a querer. Esta compañera que pa´ llorar se hamaca en el humo y me hace cantar. Sé que es un lagarto la oscuridad, cuando el cielorraso comienza a hablar. Y pasa la vida en tecnicolor, esa que tuvimos tú y yo. Pobre vecino, cuántos caminos vieron tus ojos pasar. Cuántas fogatas de amor y de encendido calor, se te apagaron ya. Vamos palomo aprende a volar, ahora no puedes, pero podrás. Vamos palomo aprende a volar, ahora no puedes, pero podrás.