Que el niño mío así se me queda. No mamó mi leche para que creciera. Un niño no es el roble, y no es la ceiba. Los álamos, los pastos, los otros, crezcan:
Ya no falta nada: risa, maña y queja, aire y donaire. Sobra que crezca.
Si crece, lo ven todos y le hacen señas. Me lo envalentonan mujeres necias y los mocetones que a casa llegan; ¡no mire mi niño monstruos de leguas!
Los cinco veranos que tiene tenga. Así como está baila y galanea. En talla de una vara caben sus fiestas, caben las pascuas con la nochebuena.
Mujeres locas no griten y sepan: nacen y no crecen el sol y las piedras, nunca maduran, quedan eternas. En la majada cabritas y ovejas.