En las noches de luna y clavel,
de Ayamonte hasta Villareal,
sin rumbo por el rÃo, entre suspiros,
una canción viene y va.
Que la canta MarÃa
al querer de un andaluz.
MarÃa es la alegrÃa
y es la agonÃa
que tiene el sur.
Que conoció a ese hombre
en una noche de vino verde y calor
y entre palma y fandango
la fue enredando, le trastornó el corazón.
Y en las playas de Isla
se perdieron los dos,
donde rompen las olas, besó su boca
y se entregó.
¡Ay, MarÃa la portuguesa!
Desde Ayamonte hasta Faro
se oye este fado por las tabernas.
¿Dónde bebe viño amargo?
¿Por qué canta con tristeza?
¿Por qué esos ojos cerrados?
Por un amor desgraciado,
por eso canta, por eso pena.
¡Fado! porque me faltan sus ojos.
¡Fado! porque me falta su boca.
¡Fado! porque se fue por el rÃo
¡Fado! porque se fue con la sombra.
Dicen que fue el "te quiero"
de un marinero, razón de su padecer.
Que en una noche en los barcos
del contrabando, p'al langostino se fue.
Y en la sombra del rÃo,
un disparo sonó.
Y de aquel sufrimiento
nació el lamento
de esta canción.
¡Ay, MarÃa la portuguesa!
Desde Ayamonte hasta Faro
se oye este fado por las tabernas.
¿Dónde bebe viño amargo?
¿Por qué canta con tristeza?
¿Por qué esos ojos cerrados?
Por un amor desgraciado,
por eso canta, por eso pena.
¡Fado! porque me faltan sus ojos.
¡Fado! porque me falta su boca.
¡Fado! porque se fue por el rÃo
¡Fado! porque se fue con la sombra.
¡Fado! porque se fue por el rÃo
¡Fado! porque se fue con la sombra.
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