En descartes pensativos se entreveran por mi frente fulerías del presente con primores del ayer. ¡Era linda la que quise! ¡Tuve resto en el bolsillo! Puro lujo, puro brillo, puro dar... sin recoger. Yo perdí el amor sincero, yo apuré mi vida en copas, yo vestí de ricas ropas la coqueta desnudez. Y pensar que condenado por la ley del escolaso, juego igual... ¡si el mismo mazo me lo tiran otra vez!
Este juego es como el otro cuando dan el primer pase: todos tienen mucha clase pa' ganar y pa' perder: el amor, es pura entraña; los amigos, son de acero; y las copas, un reguero de alegría y de placer. ¡Yo, de amigos... rechiflado! ¡Yo, de copas... colifato! ¡Yo, de amores de arrebato cocinado, como ves! Y pensar que condenado por la ley del escolaso, juego igual... ¡ si el mismo mazo me lo tiran otra vez!
Pa' que sirve la experiencia si de zurda hay un porteño que apilado en cada sueño, nunca quiere despertar... Si el chamuyo de los tangos y el suspiro de las "donnas" -guitarritas querendonas- con la guita hay que templar. Escolaso de los años, que en los pases de sus noches, se quedó con los derroches de mi generosidad... Yo bien sé cómo se vuelve de la última parada: ¡con un gris de madrugada y un dolor de soledad!