Diseñas escaparates para apresar allí la libertad de esa niña que mas bien ya es toda una mujer cierras puertas y ventanas, una fuga crees evitar, no ves que por los cristales que dan a la calle ella ve al tiempo pasar. Desnuda mira su cuerpo y ve que la infancia ha pasado ya...
Seguro que ya olvidaste hace mucho tiempo ya, que en tu pecho había un fuego que era el fuego de la juventud y ahora no eres m´s que hielo enfriando ese v´stago de mujer...
Suéltale la rienda a esa muchacha que ella quiere vivir, ella quiere volar, ella quiere reir, ella quiere vivir...
Suéltale la rienda a esa muchacha que ella quiere tener, una mano amiga, una boca vecina, un beso en una esquina...
Y no le arranques más, y no le robes más, ese fuego de juventud.
Todos los hombres son malos, acostumbras a decir, quiero que sepas mi amigo que el león juzga por su condición y que no es justo que ella pague todo el daño que un día tú hiciste...
Prohibidas las amistades que la puedan distraer, no ves que sus dos amigas son Soledad y Aburrimiento, lo peor es que ella es tan bella tiene tanto que ofrecer...
Suéltale la rienda a esa muchacha que ella quiere vivir, ella quiere volar, ella quiere reir, ella quiere vivir...
Suéltale la rienda a esa muchacha que ella quiere tener, una mano amiga, una boca vecina, un beso en una esquina...
Y no le arranques más, y no le robes más, ese fuego de juventud
Compositor: Edgar Ricardo Arjona Morales (Arjona Ricardo) ECAD: Obra #7676650